Ethos
Revista científica venezolana
ISSN: 2739-0276 / ISSN-E: 2739-0284
Licencia Creative Commons (BY-NC-SA)
Universidad Alonso de Ojeda. Zulia, Venezuela
https://revistaethos.uniojeda.edu.ve/index.php/RevistaEthos/
Vol. 15, No. 2 (115-135). Julio-diciembre 2024.
Recibido: 2024/04/30 | Aceptado: 2024/05/30
«Crisis de la narración»
Una crítica sobre el dualismo metódico y el univocismo hermenéutico
«Crisis of storytelling»
A critique of methodical dualism and hermeneutical univocism
Briceño Montilla, Luis Alfonso*
Correo: ciudadbohemia1@gmail.com
Orcid: https://orcid.org/0000-0001-6713-1070
Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt
Zulia, Venezuela.
DOI: https//doi.org/10.5281/zenodo.13983652
Resumen
Una pretendida radicalidad sobre la principal proposición de «La crisis la narración» como una nueva víctima de la lógica que cierne el absorbente capitalismo en sus múltiples dimensiones, erige un análisis entre el storytelling y el vacío posnarrativo visto desde la perspectiva del filósofo Byung-Chul Han. Así, el propósito del presente ensayo girará en torno a diseccionar diversas premisas tales como: la narración y la comestibilidad del storytelling, la narración y la información, el empobrecimiento de la experiencia y la pornografía posnarrativa, el shock y el like, bajo el prisma de la conceptualización de dualismo metódico en clave crítica y hermenéutica analógica.
Palabras clave: Dualismo metódico, hermenéutica analógica, tecnologías informáticas, univocismo.
Abstrac
An alleged radicality on the main proposition of "The crisis of narration" as a new victim of the logic that surrounds absorbing capitalism in its multiple dimensions, erects an analysis between storytelling and the post-narrative void seen from the perspective of the philosopher Byung-Chul Han. Thus, the purpose of this essay will revolve around dissecting various premises such as: narration and the edibility of storytelling, narration and information, the impoverishment of experience and post-narrative pornography, shock and like, under the prism of the conceptualization of methodical dualism in a critical and analogical hermeneutics key.
Keywords: Methodical dualism, analog hermeneutics, computer technologies, univocism.
Introducción
La misma libertad del hombre depende mucho de los instrumentos hermenéuticos que disponga.
Mauricio Beuchot – Hechos e interpretaciones
Foster (2018) afirma como el dualismo, espíritu de inmovilismo, nihilismo, pesimismo, pasividad, apropiación encubridora de grandes obras, uso de la retórica y aparente crítica radical, acrecienta la idea de un mundo sin alternativas visto desde la perspectiva de Han. En otras palabras, el filósofo del dualismo -Byung Chul Han- por llamarlo así, vigoriza una suerte de final de la historia acompañada de un modo de teologización que glorifica a la cúspide del perfeccionamiento del actual sistema y modelo de dominación regentado por la supremacía de las tecnologías informáticas. Esto es, despojar de todo carácter telúrico (espacio-tiempo-facticidad) la interacción humana por una especie de fenomenología de la contrariedad como un todo dado, bajo un nuevo axioma mitificador como el capitalismo de plataformas o dicho en palabras del propio autor: capitalismo de la vigilancia, capitalismo del like, capitalismo de la ludificación o capitalismo de la autoexplotación, por tan solo referenciar.
Contra la línea lingüística del filósofo, el propio Foster (2018) afirma en tono de que: “Devolverle al lenguaje credibilidad supone poner en cuestión la aceptación lisa y llana de vivir en el interior de lo virtual y digital rescatando su dimensión material histórica” (p.13). Y en ese sentido, la crisis de la narración arrancada de las dimensiones materiales e históricas no escapa a establecer una suerte de dualidad entre la narración e información, el storytelling y el vacío posnarrativo, el shock y el like y el storytelling y la narración, condicionados a un modo de reducción entre un único espacio de acción e interacción humana, como lo virtual o digital en un estado de llanura y alisamiento atemporal. Asimismo, el principal escenario que delimita -el virtual-, lo hilvana por medio de otras premisas afines como narración de la vida, desnudamiento y desencantamiento del mundo (Han, 2023).
Al igual que Foster, Mauricio Beuchot[1] alude sobre la necesidad de una escritura comprometida o política capaz de elevar o más bien contrarrestar las contradicciones excesivas entre univocismos (verdades únicas) y equivocismos (infinidad de interpretaciones) que prevalecen en nuestro tiempo. Precisamente, Beuchot interpela a Martin Heidegger quien a su vez constituye una referencia seminal para el análisis de Byung Chul Han y su aparente crítica hacia el sistema capitalista.
Por ende, la falta de compromiso político en nuestra época, signada por la polarización de las ideologías, es un cuestionamiento que Beuchot realiza bajo la noción de un sistema hegemónico donde se ha impuesto un conjunto de valores. Los cuales son dados como verdades absolutas mediante una especie de invariabilidad que incurre en una única perspectiva tensionada por el tránsito de lo unívoco. Colocando a la vida misma en el centro de un modelo donde, según la idea de Han, ya no son posibles las revoluciones o los cambios históricos. Esto significa la despolitización de un pensamiento presentado como desafiante, que a su vez produce formas de aletargamiento desde la propia acción o el devenir de los procesos.
Por tal razón, es ampliado el campo de la hermenéutica que cuestiona a la ontología de la facticidad heideggeriana y su desplazamiento de la antropología filosófica por una nueva dimensión unida a la historia como método analógico. Es decir, una hermenéutica analógica en su carácter político comprometido. De allí que, el llamado no solo esté constituido en sopesar y cuestionar a la teorización que hace el filósofo surcoreano, sino que además, establezcamos una crítica metodológica por medio de la hermenéutica beuchotiana como respuesta a la necesidad de nuestros tiempos.
Como lo sentencia Foster (2018) “El capitalismo es el primer orden socioeconómico que destotaliza el significado: ˗sin embargo˗ no es global a nivel de significado” (p.18). La destotalización aquí planteada, es una deslocalización de los sentidos simbólicos e intentos de universalismo al igual que el paradigma de la ciencia y el eurocentrismo. Se intenta con ello imponer la idea anglosajona dominante al reapropiarse de las destotalizaciones que produce el sistema capitalista, para ser incorporadas a su sistema de valores como un todo dado. Al igual que la economía y el trabajo deslocalizados, capaces de transgredir a naciones y Estados, debido al carácter permeable del capital transfronterizo, se socava a la identidad y los significados de éstos por medio de apabullantes mecanismos de penetración cultural. Desincorporar, desinstalar o deslocalizar para resignificar y reorientar constituye una estrategia que el modelo económico dominante ha utilizado durante su historia. Por tanto, en esa falencia de la «no» globalidad del significado como una realidad relativamente concreta, preguntarnos por la absolutización de una «crisis de la narración» en términos generales -valga la redundancia-, constituye en sí una duda razonable que, de antemano, nos hace sospechar sobre el carácter reduccionista y apocalíptico del fin de una gran variedad de premisas expuestas en la obra sobre crisis de la narración. Entre ellas, la que aquí trataremos bajo el rótulo de una crisis narrativa y otras enunciaciones. Entendida ésta –la narración- como la universalidad donde confluyen una diversidad de formas escriturales.
Finalmente, el propósito del siguiente ensayo consiste en abordar las dimensiones tensionales entre polaridades y univocismos y el concepto de gramática líquida, visto desde una perspectiva crítica basado en el método hermenéutico analógico. Tomando en cuenta principalmente la obra de «La crisis de la narración» y otras en las cuales Byung-Chul Han retoma presupuestos y operaciones teóricas-argumentativas como una extensión de su pensamiento. En este sentido, nuestra línea argumental cuestiona los excesos de teorías y únicas verdades, para regular con ello espacios para una mejor interpretación y depuración frente a concepciones capaces de reducir dimensiones complejas bajo operaciones en un marco de simplicidad seductora.
Desarrollo
De la narración a la comestibilidad del storytelling en la mirada de Byung Chul Han
El capitalismo recurre al storytelling para adueñarse de la narración. La somete al consumo.
Byung-Chul Han
La enunciada progresiva desaparición o crisis de los metarrelatos y los dispositivos que fundaron una relación estable y dialógica con el misticismo, la política, la sociedad, las artes y las culturas, sufren una transformación gradual producto del modelo económico capitalista, esquizoide y consumista. Por ello, las múltiples crisis que se derivan de los embates sistémicos, el umbral de lo metafísico en términos idearios, imaginarios y narrativos padecen una suerte de deriva en la que la ausencia, el silencio y la estabilidad van en contra del frenetismo ruidoso de la información, el vaciamiento y la artificiosidad.
Para Han (2023), “las narraciones son generadoras de comunidad (…) la narración es una forma conclusiva. Constituye un orden cerrado, que da sentido y proporciona identidad” (p. 12-13). Por tal razón, el sentido de identidad, desde su perspectiva, es generado por la estabilidad que proporcionan las verdades intrínsecas y la orientación de un tiempo calendado capaz de establecer una interrelación con el mundo de la subjetividad, las ideas y la cosmovisión creada a partir de dichas conjunciones. Esto es una de las principales características del mundo antes de la irrupción de las tecnologías disruptivas como un componente de aceleración hacia la degradación de lo que se narra.
Así, Han (2019) se refiere al equilibrio de lo interno a través de nuestra relación con el mundo, los objetos y la esencia al afirmar que: “la esencia, entonces, remite a la casa y lo doméstico, a la propiedad y la posesión, a lo que dura y lo consolidado. La casa cuida posesiones y tenencias. La interioridad de la casa es inherente a la esencia” (p. 13). La relación del objeto y la interioridad se conjugan bajo la correspondencia con lo perdurable. Lo perdurable así le proporciona un sostén a la existencia misma, capaz de fundar un hogar entre el equilibrio de la noción imperecedera. De allí que, cuando el objeto de la habitabilidad es trasladado hacia el plano de lo efímero en términos de sobresaturación informativa aplicada a la idea de la crisis de la narración, la firmeza del Ser sucumbe en una especie de naufragio conducido por la «no» durabilidad. Claro está, en términos de cohabitabilidad cibernética donde comienza a reducir y encasillar su objeto de análisis.
En consecuencia, la crisis de la narración se manifiesta en una posnarración basada en el arte de contar historias (storytelling); por lo cual Han (2023) afirma que: “en la era de la posnarrativa, cuando cada vez más la experiencia de que todo es contingente, las narrativas no desarrollan ninguna vigorosa fuerza de cohesión” (p. 13). Esta falta de conexión es producto de la mecánica del consumismo y la mercantilización bajo la figura del storytelling. Puesto que el sometimiento que sufre la narración en franco estado de aprisionamiento bajo el arte de contar erige un modo de falseamiento y decadencia que produce la desarticulación de todo hálito de firmeza, él lo resuelve en una suerte de producto para el consumo y la explotación de las emotividades. Por tanto, Byung-Chul Han lo sentencia como «Stories sell, las historias venden. Storytelling es storyselling, contar historias es venderlas».
La dinámica de transfigurar el arte de la narración hasta hacerla comestible como storyselling, procura sustraerla de su función esencial en pro de su deterioro. Paralelamente, la lógica del capitalismo progresivamente ha incorporado símbolos de lucha de las contraculturas[2] hasta reducirlos como objetos de consumo, y ello ha sido parte importante de las formas de incorporación de las resistencias o las minorías marginadas. De manera que, es evidentemente posible que la narración no escape a tal intención de fetichización como objeto o mercancía. Sin embargo, ello no impide que ésta no pueda ser sustraída del condicionamiento y univocismo al cual se le pretende relegar hasta desaparecer otras formas, culturas y contenidos que aún se oponen a la apabullante mercantilización de una gran cantidad de fenómenos sociales, psíquicos y culturales.
Entre la narración y la información: el naufragio de un nuevo río sin desembocaduras
La información es un síntoma genuino de la falta de distancia, que hace que todo esté disponible.
Byung-Chul Han
La información en su dinámica estructural y ciberespacial es constitutiva de lo instantáneo. Lo instantáneo borra o elimina las distancias y la lejanía desde la perspectiva de la web. Por lo cual, en su acortamiento e inmediatez, difiere de la contextura de la narración y su temporalidad basada en la trascendencia del instante, la profundización histórica y la emanación del rastro. Esta última funda el acto narrativo generoso en distintas aristas o variedades desde la perspectiva del filósofo. Por ello, Han describe como una combinación de cercanía y lejanía, engendra el aura y además fortifica la noción de lo prodigioso y enigmático.
En este sentido, los bucles del internet fluyen y confluyen como una suerte de río en el que no existen desembocaduras. Así, el diseño de la red conforma extensiones de nodos o red de redes por los cuales circula un caudal de información constante, residual y cíclica. Ajeno a esa máxima de Heráclito en la que «ningún hombre puede cruzar el mismo río dos veces» gracias a que él mismo constituye una escorrentía que fluye sin resistencias; contrariamente, en la web, o ese nuevo influjo sin desembocaduras, la estructura de circuito entre punto y punto lo fragmenta, y al mismo tiempo lo dota para que sus «ciberhabitantes» puedan cruzarlo no solo dos veces, sino todas aquellas en las que se contenga su existencia digital como datos e informaciones circulantes en nodos.
En la perspectiva del filósofo, la información desplaza a la narración y la somete bajo el artilugio de lo comestible, fugaz y desechable. Renovación, resignificación y acoplamiento bien podrían constituir el rostro de la informatización de lo metanarrativo. Según Han (2023), “narración e información son fuerzas contrarias. La información agrava la experiencia de que todo es contingente, mientras que la narración atenúa esa experiencia, convirtiendo lo azaroso en necesario” (p. 13). La inmediatez constituye la divisa de la información; mientras la narración supone un proceso lento y de mayor toma de conciencia.
Mientras la estructura y mecanización de la información se rige por la aceleración de los procesos y la inmediatez de su contextura; la narración se configura a partir de la consistencia, retención, armonización, tensión y polisemia rítmica. Por tal razón, la primera desfactifica, desarticula y acorta en un sentido desequilibrante. La segunda, genera transmisión, aura, cercanía y distancia.
De esta manera Han (2023) sentencia que: “la crisis narrativa de la modernidad viene de que el mundo está inundado de informaciones. El espíritu de la narración se ahoga en la marea de la información” (p. 18). No en vano, el mismo filósofo grafica al globo como el desencantamiento producido por la ausencia del aura narrativa. Con lo cual podemos aludir a un modo de muerte en la que el misterio es sustituido por la develación y la transparencia de los medios informáticos y su principal savia: la información. Vehiculada ésta como un ente que no advierte descanso.
Del empobrecimiento de la experiencia hacia la pornografía posnarrativa
La pobreza en experiencia supone una especie de nueva barbarie
Byung-Chul Han
El empobrecimiento de la experiencia es reflejado por Han a través de Walter Benjamín como el truncamiento de lo transmisible donde la oralidad, las experiencias transcendentales y los consejos de la sabiduría práctica han sido desincorporados por la futilidad de lo superfluo. Por ello, la riqueza de todo el conocimiento experiencial que funda un sentido más allá de la materialidad que sostiene a la vida moderna, se encuentra bajo el mismo encarcelamiento digital al cual se encuentra aprehendida la narración. Sin embargo, el límite y a su vez el confinamiento de la experiencia circunscrita al universo de la web como principal planteamiento que realiza el filósofo, erige la univocidad con la cual apunta hacia un único escenario de interacción humana.
Así, Greco (2018) coloca al sujeto descrito por Han en un único lugar de socialización que es presentado en su texto de «Psicopolítica» como un ente carente de tensiones y opacidades subjetivas, colectivas y singulares, movido dentro de un espacio sin fisuras. Similar a una especie de llanura, ualisamiento y transparencia adscritos a la crisis de la narración reproduce un modo de operación analítica similar. Desestructurando de esta forma la unicidad del hombre -en psicopolítica- a través de la inacción que lo hace incapaz de aglutinar «un» algo en el ámbito terrenal. Éste último como la pérdida de dicha unidad, sentido de comunidad y congregación con el mundo terreno, equiparable a la deslocalización que extrapola Byung-Chul Han hacia la crisis de la narración y su relación con la tangencialidad del planeta.
En tal sentido, la acción entre tensiones y movimientos solapadamente confinan a la experiencia bajo el enjaulamiento digital, como el fin de la historia del hombre y la sociedad como lugar de intercambios. Además, advenida por lo que Han enuncia en su texto: No cosas quiebres del mundo actual como una nueva categoría antropológica que resuelve al sujeto hacia el camino de una nueva transformación bajo el rótulo de Phono Sapiens. Ese nuevo individuo, o más bien cibernauta de la inacción, es emplazado y devaluado a través de su nueva condición en la que solo elige por medio de las yemas de los dedos.
El hombre es despojado y devaluado por la omnipresencia del funcionalismo, automatización y hegemonía de las tecnologías inteligentes. Ya no como participante de la historia y sus movimientos holísticos, sino más bien como un jugador cuyo único destino parece ser convertirse en un tecleador, dando paso a la defunción del Homo Sapiens. Dicho de otro modo, el reverso de la experiencia o la intervención sobre el mundo de la materialidad es una sentencia de inamovilidad, esencialismo y pesimismo orientado a la «no» resistencia y el total abandono como víctima de la captura de la subjetividad mediante el poder de los medios informáticos y la condición de un mundo totalizado por la mudanza plena a los confines de la web. Por ello Greco (2018) cuestiona el carácter reduccionista de Han y dice:
De este modo, encierra al sujeto contemporáneo en su pura exterioridad, no lo piensa más que como suma de datos (…) Esta perspectiva del sujeto elimina heterogeneidades y tensiones (…) Sin síntomas, sin contradicciones, la configuración psíquica “encaja” como pieza de una maquinaria en un mundo social sin politicidad. El sujeto se presenta indiviso (p. 81).
Visto sin politicidad, indiviso y externo a su propia mismidad, se desinterioriza y por qué no, se despolitiza y deteriora al individuo descrito por Han. Tal característica, evidentemente encaja con la desincorporación y recontextualización de una filosofía de la inacción. No obstante, el atractivo de Han es su gran capacidad y dominio para refinar sagazmente afirmaciones que suponen abonar el campo de la vida material y metafísica en general, por ello dice: “la sabiduría está integrada en la vida como narración. Cuando la vida ya no es narrable, la sabiduría declina. En su lugar aparece la técnica de solucionar los problemas” (Han, 2023, p. 25-26). Y allí es precisamente donde su análisis reduce lo narrable al universo de lo codificable en términos de comunicación sociodigital. Descontextualizando al espacio de lo real y tangible para recontextualizarlo a otro lugar sin asideros.
Lo primero, claramente lo construye por medio de lo que origina la experiencia, la internalización y la comprensión de aspectos de la vida que van más allá del reduccionismo tecnológico. Es decir, la riqueza o amplitudes basadas en la materialidad del mundo. Mientras que la «técnica de solucionar problemas» constituye el aliciente mecánico, tecnócrata y momentáneo que se alinea bajo los dilemas de lo raudo y carente de sentido sempiterno. En ambos casos, la mescolanza entre la materialidad del mundo y su inmaterialidad encaja y desencaja o culmina produciendo un adentro y afuera que es tensionado según el terreno hacia el cual el filósofo reconduce tales premisas. Por eso, al despojar de toda fisura al mundo y sustituirlo por un único escenario de interacción humana, reproduce modos de determinismo que enuncian premisas tales como:
De este modo, existimos sin historia, pues la narración es una historia. No solo perdemos las experiencias como tiempo sintetizado, sino también las narrativas de futuro como tiempo que eclosiona. La vida que va pasando de un presente al siguiente, que tropieza de una crisis a la siguiente, de un problema al siguiente, degenera en mera supervivencia. Vivir es algo más que resolver problemas. Quien se limite a resolver problemas no tiene futuro. La narración es lo único que abre el futuro, al permitirnos albergar esperanzas (Han, 2018, p. 30).
Aun cuando la grandilocuencia permea en su ritmo apocalíptico y deshuesador, es difícil totalizar o engranar su univocidad como una sentencia definitiva. Incluso si nos pensamos sin historia, ello implica que la humanidad es una tabula rasa que solo existe en los precisos momentos de interconexión ciberespacial. Ello presupone un modo de abandono emplazado por la crisis de la narración que en su reverso es obnubilada por la informatización de la existencia real y digital. Sin crisis existencial y terrenal, solo somos cómputos donde la interioridad y subjetividad son reducidas a conflictos, soluciones y supervivencias únicamente posibles por la digitalización de la vida.
De allí que el mismo Han culmine por interpelar la máxima de Descartes y su «Pienso, luego existo» como un claro síntoma de la modernidad y su desconexión telúrica que desemboca en la abstracción de las constantes subjetividades y onirismos. Por otro lado, Han (2000) renueva su premisa de «la sociedad de la transparencia» basado en la aniquilación de la seducción, la muerte del erotismo, el desnudamiento absoluto y la pornografía como señal de los nuevos tiempos al afirmar que:
Las imágenes se hacen transparentes cuando, liberadas de toda dramaturgia, coreografía y escenografía, de toda profundidad hermenéutica, de todo sentido, se vuelven pornográficas (…) Las cosas se tornan transparentes cuando se despojan de su singularidad y se expresan completamente en la dimensión del precio (p. 5).
Pornografía que se alinea con la dinámica económica y la explotación de lo exógeno a través del nuevo espacio de estatus tecnosocial: las redes sociales y los likes. Como consecuencia, la dimensión de lo interior produce una coacción que conduce a la autoexplotación y engendra un nuevo axioma que se define como «el infierno de lo igual». En otras palabras, lo igual, en términos estéticos, es la asunción de la pornografía, donde el desnudamiento culmina por dictar la paradoja de un igualitarismo impuesto sin presión o violencia biofísica alguna. La desaparición del otro es la de una especie de humano regentado, subyugado y nuevamente enajenado en los paraísos e infiernos de la web. Solo existiendo en un plano meramente simbólico. Así, lo privado se hace público y el cuerpo adolece de cualquier modo de sostén terreno, ya que ha sido aprisionado por la proyección de la imagen y el quiebre de la realidad, donde cada vez más somos extranjeros o ajenos a la tierra según su óptica.
Por otro lado, si bien es cierto que con el advenimiento de la profanación del propio cuerpo como objeto de explotación, consumo y autoconsumo se produce un deterioro del actual tejido social; Byun-Chul Han también detecta un nuevo mecanismo de profanación sobre la muerte como un objeto de desnudamiento y pose al estilo hueco y vacío de las selfies. Así, lo íntimo de nuestra relación con el dolor es subvertido y devaluado hasta hacerlo transparente y público, similar a la exteriorización de un mundo completamente retratado.
En este sentido Han (2023) sentencia que: “los funeral selfies, esas autofotos que se hacen en los funerales, apuntan a la ausencia de la muerte. La gente se pone al lado de los ataúdes y sonríe divertida a la cámara. Incluso con la muerte se pueden conseguir likes” (p. 37). El dolor es entonces desplazado por la exhibición que finalmente sepulta al momento de la solemnidad por la ocupación espectral del nuevo santuario de exposición como el de las redes sociales.
Han nos reduce al disimulo de una necesidad de desnudez, acción de cliquear el me gusta y una crisis por postear continuamente. Visto el asunto de esta manera, la pecera de la vida es un medidor en el que existimos sí y solo sí, por medio de las pantallas. Consecuentemente, Greco (2018) desentramaría tal mecanismo como la simple solución que consiste en resolver el «conflicto psíquico» como una categoría acabada que emana “un pasaje lineal de adentro hacia afuera: de lo íntimo a lo obscenamente expuesto en vidrieras digitales, de síntomas a datos, del conflicto al consenso neoliberal, de la escisión psíquica productora y producida por el inconsciente a su inexistencia” (p. 82). Dos polos tensionales que, como podemos ver, engullen y fabulan por así decirlo a la crisis de la narración por la pornografía de la información. Fijándole a la primera -narración- aspectos como envoltura, velo y erotismo. Mientras la segunda –información- encarna la desnudez, transparencia y obscenidad. Esto es, las polaridades y su dualismo metódico emanado en tales operaciones analíticas y deslocalizadas.
Dualismo metódico y gramática líquida: entre el shock y el like
Si al otro le quitamos alteridad se vuelve consumible
Byung-Chul Han
Una de las críticas sobre el dualismo metódico y el dislocamiento de categorías de análisis expuestas en la obra del filósofo, como consecuencia de un modo de disgregación y al mismo tiempo desplazamiento a favor de la corriente del sistema dominante. En este sentido, Sferco (2018) lo etiqueta como una organización de categorías binarias entre premisas tales como: negatividad-positividad, transparencia-opacidad o erotismo-pornografía dentro de un cuadro operativo de ambivalencias interactivas. Su falta de rigor es un aspecto destacable en la medida que su propia escritura parece seguir una suerte de liquidez en la que se circunscribe lo escurridizo. Así, Sferco (2018) cuestiona al filósofo y dice:
Haber construido una “gramática líquida” capaz de expandirse en un plano analítico horizontal, sin espesor ni relaciones de fuerza, sin registro de las singularidades del plano experiencial, pero abarcando sentidos que, por ser constantemente desplazados (…) dichos desplazamientos no implican una “posición crítica” (…) sino que más bien comandan una dinámica de proliferación e incorporación discursiva en bucle que, en conjunto, deviene una práctica conceptual engullente (p. 61).
Claro está que, antes de abordar la recontextualización y crisis medular que establece la autora, es necesario acotar su conceptualización de gramática líquida en alusión a la edificación teórica realizada por el sociólogo polaco Zygmunt Bauman en su «Modernidad líquida» como un claro cuadro sintomático del presente. En ese caso, la modernidad líquida se caracteriza por la irregularidad, crisis constante, caos, inseguridad e incertidumbre producida en distintos planos de la vida material e inmaterial del mundo. Desde los planos económicos, laborales, institucionales, hasta los socioafectivos, se ven afectados por la falta de solidez que devenga en un estado líquido de las cosas, las subjetividades y la tangencialidad del mundo en un estado de fluidez permanente.
Por tal razón, lo resignificado en Sferco es cómo equipara tales presupuestos para asignar en la operación analítica de Han aspectos tales como: la exclusión del nivel práctico de lo teórico, el encubrimiento para explicitar conceptos o teorías que disgrega a favor de una recontextualización parasitaria, el relanzamiento hacia adentro de una misma lógica, el aplanamiento de lo identintario, el desplazamiento de la experiencia y la falencia de politicidad en sus constantes llamados a la inacción y contemplación vistas como una especie de política de la quietud.
Sferco resalta cómo diversas formas de liquidez son recurrentes en los mecanismos analíticos del filósofo para resolver inferencias como las ejemplificadas en la obra: El aroma del tiempo. Las cuales son cuestionadas por Sferco al decir que Han deslocaliza también al mismo. Así, “el carácter heterogéneo y mezclado de las temporalidades de la experiencia –son emplazadas- en una misma concepción espacializada del tiempo” (Sferco, 2018, p. 63). Esta primera pista nos permite señalar el determinismo contextual y temporal que utiliza Han para reducir a ese único escenario un modo de despojo de la praxis, la relación histórica y el marco de las acciones humanas, ahora despojadas por la agonía del tiempo. Un tiempo incapaz de producir una especie de potencia, ya que el capitalismo en su lógica de aniquilamiento, lo ha fracturado y ahogado hasta producir modos de fenecimiento.
Tal operación conduce el análisis por un único camino que desarticula al tiempo y lo edifica en un marco de únicas verdades. Como bien lo señala Beuchot (2016): “La univocidad es la pretensión de completa exactitud, de claridad y distinción, lo cual sólo es un ideal regulativo” (p. 31). Precisamente, la obra de Han se encuentra impregnada en este modo estratégico de despojo que borra la historia, la realidad objetual y la acción humana, hasta llevarla a un único plano de experimentación. Donde la propia experimentación adolece en cierta forma de experiencias tangibles. Desplazando así los lugares comunes, la urbanidad, ruralidad, temporalidad, libertad y delimitaciones en un conjunto de aspectos contrarios que enuncia como eliminación de los límites, atemporalidad, espectralidad, crisis de la libertad y encierro en esa nueva caverna como «enjambre digital»[3].
En cuanto al tiempo y la relación con la experiencia, la historia entre el pasado y presente y la inferencia entre crisis y crítica, Sferco (2018) resume de manera bastante gráfica y simple al decir que: “si en nuestra sociedad de la trasparencia el tiempo atomizado ya no produciría experiencia, no habría locus descalzado ni tempus de disincronía que analizar” (p. 70). Dicho de otro modo, Han resuelve una equiparación entre la experiencia desfactifizada, lo disímil y lo heterogéneo, para evocar su disincronía del tiempo y la ausencia de un espacio que lo sostenga.
Por tal razón, Sferco (2018) eleva tal plano analítico como una fluctuación entre «oximorones teóricos y líquidos», donde la pérdida de lazos y la devaluación de la propia experiencia desvirtúan tales desplazamientos en «clave aparentemente crítica». En el contexto de la crisis de la narración establece un dualismo del shock al like en el que hilvana como el shock se metamorfosea hasta ser capturado o aprisionado por una especie de debacle en donde la realidad es reducida al cataclismo de las pantallas y el me gusta. Esto último como un modo de positividad desarticuladora. Así, Han (2023) sentencia categóricamente que: Percibimos la realidad casi exclusivamente a través de la pantalla (…) la realidad está tan reducida en el smartphone que en las impresiones que nos provoca, ya no hay ningún elemento de shock. El shock deja paso al like (…) La pantalla táctil hace que desaparezca por completo la realidad como rostro que nos interpela (p. 63).
Como si se tratara del encierro de la subjetividad, la vida psíquica y el empobrecimiento en sus múltiples facetas, la pérdida de la capacidad de asombro y el debilitamiento de la psique en la progresiva desaparición del shock, visto desde perspectiva de Han, da paso a establecer su binarismo que se desemboca en la era del «me gusta». Nuevamente se produce a lo interior de su inferencia la dualidad entre la negatividad desplazada hacia una forma de positividad definitiva. Esto es, el transitar del shock como resistencia e inmunología social habitual en sus premisas, hacia la positividad, aplanamiento y llanura de cuerpos conducidos a la interconexión y subsumo producto de la «dictadura del like».
En la perspectiva de Han (2023): “El smartphone acelera la expulsión de lo distinto. Es un espejo digital, que provoca una reedición posinfantil de la fase especular” (p. 64). La transparencia es un signo de la sociedad expuesta por el espejo de los medios informáticos y los dispositivos neoliberales que el mismo autor denuncia como un elemento de optimización y alisamiento de la psique, ahora movilizada por la necesidad de atención y la captura que encierra habitar el espacio del «like» en aras del reconocimiento. Que, a fin de cuentas, culmina por despojar todo rasgo de negatividad por el advenimiento de una sociedad de la pornografía: Velo-opacidad, pornografía-erotismo, shock-like.
De las communities de Han hacia la comunidad en la perspectiva baumaniana
Quienes han elegido comunidades cerradas semejantes a un gueto
pueden experimentar como un hogar su «seguridad de la mismidad»
Zygmunt Bauman
El fin de la comunidad como aspecto unitario ha sido una constante en el pensamiento de Han. Sustituida ésta por una red de interacciones simbólicas donde ya no se produce ningún modo de proximidad más que la de la subjetivación y el condicionamiento producido por los medios informáticos. Se suprime todo contenido y capacidad emancipadora en la acción de la tangencialidad del mundo. Por tanto, desde la perspectiva de Han, la comunidad ya no es posible habitarla debido a la nueva arquitectura que se le asigna como «forma de mercancía» a través del rótulo de communities virtuales.
Hasta las propias comunidades o redes digitales solidarias, donde se comparten libros, música o trabajo colaborativo, son arrasadas bajo la lógica del filósofo. Parece ser que los actuales focos de resistencias y actividades de compartir o conformación de ciberguerrillas son invisibilizados por el determinismo tecnológico del autor. Desprovisto así el concepto de comunidad de toda forma posible de cohesión, queda adherido a una especie de desencantamiento del mundo donde todos los lazos socioafectivos se encaminan hacia un deterioro irreversible. Naturalmente, en un mundo donde dicho concepto –comunidad- ya no es posible, por ende, solo existen consumidores en la totalidad de la web. Él mismo Han (2023) lo enuncia al afirmar que:
La comunity es la comunidad en forma de mercancía. Consta de consumidores. Ningún storytellyng podrá volver al fuego del campamento, en torno del cual se congreguen personas para contarse historias. Hace tiempo que se apagó el fuego del campamento. Lo reemplaza la pantalla digital, que aísla las personas, convirtiéndolas en consumidores. Los consumidores son solitarios (p. 13).
Visto el panorama de esta forma, tal verdad o univocismo sentencia que uno de los rasgos característicos de la comunidad, como la solidaridad, desaparece definitivamente bajo la operacionalización totalizadora Han. Si bien su planteamiento sobre «la crisis de la narración» da cuenta de un fenómeno identificable y certero adscrito esencialmente a la red, lo que emplazamos aquí es su fatalismo extremo que engulle a la desaparición absoluta de todo rasgo afín a la idea de comunidad-solidaridad. Incluso a las que luchan en el propio terreno de la virtualidad.
No solo desarticula toda posibilidad en la vida metafísica o psíquica humana, sino que además desinterioriza a la propia cooperatividad digital y la deja sin efecto. No nos referimos en este caso a la idea concreta de la crisis de la narración, sino más bien a la idea de solidaridad como parte de lo que fenece según su perspectiva. Por esta razón, si coexistimos solo como consumidores y el campamento es un «no lugar» común donde el fuego ha desaparecido, una revolución dentro de la propia web ya no es posible. Contrario a ello, a pesar de que el pensador polaco Zygmunt Bauman reconoce la permeabilidad de los medios informáticos, la crisis de la disolución de las fronteras y lo que define como comunidad elusiva, éste sostiene una visión material, histórica y concreta mucho más optimista en términos de potencia congregacional.
Por ello, un aspecto clave que se alinea con una quirúrgica crítica hacia las élites del poder es señalado por Bauman (2006) al decir que la nueva élite de poder global, extraterritorial y que carece ya de interés o que directamente aborrece «el compromiso cuerpo a cuerpo» en particular un tipo de compromiso vinculante, a largo plazo, «hasta que la muerte nos separe», ha abandonado la mayoría, si no todas de las ambiciones de las élites modernas por legislar un orden nuevo y mejor: pero también ha perdido el otrora voraz apetito por la administración del orden y su gestión cotidiana (p. 70).
Tal premisa podría
cotejarse con lo que algunos autores antes citados han denunciado en la figura
de Byung-Chul Han como un teórico del neoliberalismo. El cual da por sentado
que todo rasgo de desaparición tensional comunitaria es desplazado en su totalidad
por la fuerza arrasadora y globalizante de la red. De allí que, la idea
baumaniana del repudio hacia las élites edifique mecanismos de difusión sobre
tales ideas hegemónicas. Sin embargo, ante la inseguridad y caos que supone una
abertura de las fronteras y un quiebre de las mismas, la sensación de miedo
procura en su reverso una vía hacia la búsqueda de seguridad.
Bauman, a través del comportamiento y los códigos del Guetto, extrapola como esas sensaciones de territorialidad, seguridad y proximidad guardan una relación con dichos códigos manifestados como un espacio de cohesión. En ese sentido, Bauman (2006) afirma que: “Los guetos voluntarios comparten con los genuinos una tremenda capacidad de autoperpetuar y autoexacerbar su aislamiento” (p. 114). Es importante distinguir que la diferencia entre un gueto voluntario y uno genuino se debe a que los primeros sirven a causa de la libertad; mientras los segundos, implican su negación. Dicho esto, esta poderosa noción de objetualidad y espacio terreno permite desplazar a la idea reduccionista de la total espectralidad en Han.
Así, Bauman (2006) dice que las emociones generadas por la incertidumbre existencial se canalicen en una frenética búsqueda de la «seguridad en comunidad» funciona igual que todas las demás profecías que se cumplen a sí mismas: una vez embarcados en ella, tiende a hacer reales sus motivos originales y a producir cada vez más «buenas razones» y justificaciones para la actuación original. En suma, inserta retrospectivamente un contenido más sólido en las razones que la desencadenaron y suministra cantidades siempre crecientes de causas convincentes para seguir actuando de ese modo (p. 115).
Por tanto, esta noción de comunidad como proximidad procura establecer un vínculo fuera de la incertidumbre existencial, con la que se cierra al mundo hacia un espacio de confinamiento sin referencias, fisuras y tensiones, ya que desde la misma condición urbanista y por ende material e histórica, una búsqueda hacia tales formas de refugio ha constituido las diversas acepciones que, durante el tiempo, han consustanciado el concepto de comunidad. Esto es, una visión mucho más holística que nos invita a repensar la importancia de las relaciones desde referencialidades como las antes consustanciadas.
Conclusiones
Como Beuchot lo ha señalado, la crisis del presente no solo es asumir una determinada ideología, ya que propiamente ésta también estaría encarnando el camino hacia una forma de univocismo. Entendiendo a la misma como un único sistema o conjunto de verdades. Con lo cual se hace justo enunciar que el propio Beuchot bien podría incurrir desde esa perspectiva hacia una forma de reduccionismo similar al que cuestionamos en la obra de Han.
Por tal razón, lo que interpelamos desde nuestro modo de ver y que nos resulta asertivo, es el carácter simplificador mediante mecanismos que sustraen a los contextos, las dimensiones psíquicas y otras complejidades en una suerte de determinismo peligroso. Dando como resultado una especie de llamado a la inacción en un mundo donde es difícil plantearse la idea de quietud, debido al gran nivel de desigualdad social y otras implicaciones de corte material. Lo que equivaldría a preguntarse sobre cuántas personas en el mundo podrían darse el lujo de detenerse bajo un sistema que explota a la naturaleza y al trabajo como valores supremos para su edificación.
Por ello, los derroteros donde se enuncia que ya no es posible ninguna revolución es una sentencia del filósofo que lo hace más que sospechoso. Esto confirma el carácter despolitizador de sus complacientes críticas encubiertas de radicalismo hacia el sistema neoliberal. Si ninguna revolución es posible es debido a su continua intención por destacar el alto nivel de perfección de un sistema que expulsa a la propia potencia e historicidad del hombre. El mismo es reducido al papel de espectador, consumidor y tecleador, tensionado por un final que él define como la transformación hacia el Phono Sapiens.
Su univocismo despacha, dentro del propio escenario al cual condena sus inferencias, a la ausencia de lucha en el ciberuniverso y la propia realidad material condicionada por un desplazamiento que anula tales eventos. Y, claros ejemplos como figuras y espacios de periodismo científico que dan cuenta de la acción política entre los cuales figuran: Julián Assange y Edward Snowden, o portales de resistencia digital como Wikileaks, Red Voltaire, Strongbox, Openleaks, DDoSecrets o la misma Dark Web, son desplazados en la completa ausencia de sus impactos y acciones de gran alcance. Han va más allá al pulverizar incluso cualquier anomalía que emerja bajo la invisible convulsión globótica. Tanto a nivel de plataformas digitales[4] que intentan contrarrestar la lógica de los actuales monopolios devoradores, como el periodismo científico en diversos espacios de la web, lo cual hace que se pierda en una invisibilidad de facto.
En este sentido, Han (2022b) afirma lo siguiente: “Hoy no hay una multitud cooperante e interconectada que se alce como una masa crítica y revolucionaria global” (p. 24). Tal radicalismo aparentemente crítico devalúa y desplaza luchas que el propio sistema intenta silenciar en nombre de la falacia de la libertad de prensa y la libre expresión. Como en efecto ocurre con grupos de ciberguerrillas y casos más notorios como Assange, Thierry Meyssan, Pablo Escobar, Alfredo Jalife y Snowden, por tan solo mencionar.
Por las anteriores razones y un sesgo al caracterizar que, la crisis de la narración obedece solo a un espacio de comunicación donde no es posible zafarse de su alcance, hace que el mundo quede reducido a un artilugio del cual el humano es su propio escapista o ha sido desplazado. Si bien el actual dilema de los medios informáticos, el exceso de información, la vigilancia y el control de la subjetividad producen una crisis de diversos frentes, el cobijo de la palabra crea nuevas formas de codificación.
Suprimir a la narración hasta erosionarla dentro de un único campo de acción, a pesar de una evidente crisis, es relegar su potencia liberadora. Pues su suerte tampoco es un fin sin historicidad, oradores, culturas y escribanos que no puedan ser capaces de reorientar sus contenidos, sentidos y sus savias.
Referencias bibliográficas
Bauman, Z. (2006). Comunidad en busca de seguridad en un mundo hostil. Traducción: Jesús Alborés. España: Siglo XXI editores.
Beuchot, M. (2016). Hechos e interpretaciones hacia una hermenéutica analógica. México: Fondo de Cultura Económica.
Britto, L. (2015). El imperio contracultural del rock a la posmodernidad. Caracas: Fundarte
Greco, M. y Espinosa, L. (Eds). (2018) ¿Por qué no leer a Byung Chul Han? Ubu Ediciones.
Byung-Chul Han (2013). La sociedad de la transparencia. Traducción: Raúl Gabás. Barcelona: Herder.
Byung-Chul Han (2014). El enjambre digital. Traducción: Raúl Gabás. Herder.
Byung-Chul Han (2015). El aroma del tiempo un ensayo filosófico sobre el arte de demorarse. Traducción: Paula Kuffer. Herder.
Byung-Chul Han (2019). Ausencia acerca de la cultura y la filosofía del Lejano Oriente. Traducción: Graciela Calderón. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Caja Negra Editora.
Byung-Chul Han (2022a). No cosas quiebres del mundo actual. (Archivo Epud). Titivillus.
Byung-Chul Han (2022b). Capitalismo y pulsión de muerte. Traducción: Alberto Ciria. Barcelona: Herder.
Byung-Chul Han (2023). La crisis de la narración. Traducción: Alberto Ciria. Barcelona: Herder.
Scholz, T, & Schneider, N. (Ed). (2016). Ours To Hack and to own the rise of plataform cooperativism, a new vision for the future of work and a fairer internet. New York and London: OR Books.
*Doctor en Educación. Mg. en Administración de la educación básica. Esp. en metodología de la investigación. Docente investigador en Universidad Nacional Experimental Rafael María Baralt. Trujillo, Venezuela.
Nota: los autores declaran no tener situaciones que representen conflicto de interés real, potencial o evidente, de carácter académico, financiero, intelectual o con derechos de propiedad intelectual relacionados con el contenido del manuscrito del proyecto previamente identificado, en relación con su publicación. De igual manera, declaran que el trabajo es original, no ha sido publicado parcial ni totalmente en otro medio de difusión, no se utilizaron ideas, formulaciones, citas o ilustraciones diversas, extraídas de distintas fuentes, sin mencionar de forma clara y estricta su origen y sin ser referenciadas debidamente en la bibliografía correspondiente.
[1]Mauricio Beuchot cuestiona el sentido apolítico de Heidegger, el cual afirma su preferencia por la ontología fundamental antes que un compromiso con los fenómenos históricos y una postura crítica política. Por tanto, la hermenéutica de la facticidad en contra de la propuesta hermenéutica analógica como método analítico, bien podría interpretarse como un distanciamiento del carácter histórico, realista, epistemológico y metafísico.
[2]Britto García desarrolla en su obra una crítica hacia el sistema capitalista y cómo, éste en su afán depredador, crea mecanismos de apropiación que incluye las prácticas culturales de resistencias y sus formas simbólicas, despojándolas hasta hacerlas consumibles a nivel material e inmaterial, producto de su gran poder económico, estructural, propagandístico y comercial. Dicho de otro modo, hace consumibles las ideas y desnaturaliza o más bien desplaza códigos y mecanismos de lucha bajo dicho modelo de operación. Como en efecto se manifestó en el contexto de la década de la revolución hippie y la guerra en los sesenta.
[3] Para Han el enjambre digital es una masa de internautas en la que impera la sujetos aislados, atomizados y carentes en diversas formas y perspectivas.
[4] Diversos autores coinciden en la tarea de manifestar utópicamente la posibilidad de resistir y revertir el proceso de monopolización producido por las grandes plataformas digitales como Google, Facebook, Amazon, Alibaba, entre otras. De esta manera, sentencian que la democracia real no excluye tal posibilidad. Por medio de aspectos como la colaboración, cooperación y un nuevo tipo de economía, emanan una luz capaz de combatir la explotación, vigilancia y recopilación de datos como elemento clave en los nuevos tiempos. Es decir, la posibilidad de que otro internet sea factible.